Con la llegada de la primavera llegan también las fiestas de Pascua, una de las celebraciones más importantes y llenas de simbología del cristianismo. Las festividades de esta época están estrechamente vinculadas a asociaciones imposibles de refutar, en nuestra tradición y cultura, como es el caso del conejo de Pascua, las visitas de Pascua, los folares de Pascua, el chivo y la familia reunidos a la mesa, sin olvidar la alegría de los niños al recibir y buscar los famosos huevos de Pascua.
Pero, ¿cómo empezó a asociarse el huevo con una de las festividades más antiguas de nuestro planeta?
Mucho antes de que se celebrara la Pascua en todo el mundo, la gente solía intercambiar y compartir huevos para celebrar la llegada de la primavera, poniendo fin a la fría temporada de invierno. Para beneficiarse de la próxima cosecha, los agricultores enterraban los huevos en sus campos para que las próximas producciones fueran abundantes y prósperas. Desde entonces, esta costumbre tan ligada a la estación templada se ha perpetuado en el tiempo y posteriormente se adaptó a la celebración pascal.
Hay varias leyendas e historias que explican el surgimiento de esta asociación, pero, aunque todas sean distintas y varíen de un país a otro, hay un punto de conexión entre todas ellas. El huevo se considera en muchas culturas diferentes un símbolo de fertilidad y renovación. Pero fue solo d.C. que la simbología de este precioso alimento en esta época del año se asoció a la resurrección, simbolizando la vida y el renacimiento de Jesús.
En todo el mundo y a lo largo de los años aparecieron diversas adaptaciones a esta costumbre. Fue en la monarquía europea donde aparecieron las ofrendas de huevos de Pascua más exuberantes, desde los cubiertos de oro hasta las grandes esculturas o los exclusivos como los huevos de Pascua de la familia Romanov, más conocidos como huevos Fabergé.
A pesar de estas excéntricas adaptaciones, hubo una mucho más sencilla que se perpetuó a lo largo del tiempo y en las más diversas clases sociales: se trata de los Huevos de chocolate que llegaron a nosotros a través de pasteleros franceses que decidieron vaciar el contenido de los huevos y rellenarlos de chocolate. Aunque empezó siendo una costumbre exclusiva y cara, rápidamente se popularizó y se convirtió en el mayor símbolo de esta época festiva.
Para deleitaros en esta época tan especial os dejamos una receta de Huevos de chocolate rellenos.
1 huevo de Pascua de chocolate normal;
Decorar con galletas trituradas y fresas cortadas.