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San Martín: El calor de la tradición en la mesa

El Día de San Martín, celebrado el 11 de noviembre, es una de las tradiciones más queridas y arraigadas de la cultura portuguesa. Pero San Martín es más que un día: es todo un tiempo de celebración que se extiende a lo largo de noviembre. Marca el corazón del otoño y simboliza el encuentro entre la generosidad humana y el placer de las cosas sencillas: las castañas asadas, el vino nuevo y la convivencia en torno a la mesa.

Su origen se remonta al siglo IV y tiene como protagonista a Martín de Tours, un soldado romano que, en un día frío y lluvioso, se encontró con un mendigo al borde del camino. Movido por la compasión, cortó su capa por la mitad y le dio una parte para protegerlo. Según la leyenda, inmediatamente después de este gesto, la tormenta cesó y el sol brilló con fuerza, calentando el día, fenómeno que dio origen a la expresión “veranillo de San Martín.”

Más tarde, Martín abandonó la vida militar y se convirtió en obispo de Tours, siendo hoy venerado en toda Europa como símbolo de caridad, fraternidad y humildad. Su ejemplo ha atravesado los siglos e inspirado tradiciones que, aún hoy, reúnen a familias y comunidades en torno al valor de compartir.

En Portugal, el magusto es el punto culminante de las celebraciones. De norte a sur, se encienden hogueras y el aire se llena del aroma de las castañas asadas. A su alrededor, amigos y vecinos prueban el vino nuevo, la jeropiga o el agua-pé, brindando por la abundancia y la amistad. En escuelas, asociaciones y plazas se multiplican los magustos comunitarios, donde la convivencia, la música popular y la risa se mezclan con el espíritu sencillo y cálido que define esta fiesta. El pueblo lo resume en un dicho: “En el día de San Martín, ve a la bodega y prueba el vino.”

Pero el mes de San Martín es también una celebración de la mesa, lugar de encuentro, de compartir y de tradición. En muchas regiones, el almuerzo de noviembre incluye platos típicos que reflejan la riqueza gastronómica de la época, como el cozido, la feijoada, las papas de calabaza, el arroz con leche o las torrijas que anuncian el invierno. Son recetas que calientan el cuerpo y el alma, servidas a menudo entre familia y amigos, donde cada comida es un pretexto para celebrar la vida y la estación.

En este ambiente de convivencia, Costa Verde encuentra su inspiración: crear porcelanas que eleven el momento de la comida, transformándolo en una experiencia sensorial y emocional. A través de la colección Moods, la marca celebra precisamente esa diversidad de momentos, ambientes y estilos que conforman la vida cotidiana, y cómo cada pieza contribuye a hacer la mesa más auténtica y acogedora.

Durante las celebraciones de San Martín, y a lo largo de todo el mes que lleva su nombre, las piezas de Costa Verde reflejan el mismo espíritu de autenticidad, de compartir y de elegancia que caracteriza esta época. Así como el gesto de Martín calentó el día de un desconocido, también una mesa bien dispuesta, con sencillez y belleza, puede calentar los corazones y acercar a las personas.

Más que una fecha, San Martín es un sentimiento: el calor humano en el frío del otoño, el sabor de los gestos genuinos y el arte de celebrar juntos, entre castañas, vino nuevo y porcelanas que cuentan historias.

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